La transformación de los sistemas actuales de la medicina alopática encara retos fundamentales. En vista de la actual crisis económica uno de estos retos es de orden ético humano (derecho a la asistencia médica y los costos de la misma), ante la degradación de un sistema que se ha ido convirtiendo en una industria y un mercado cuya rentabilidad desplaza al sujeto. El caso Estados Unidos ha terminado por instalarse y llamar la atención internacional, en especial porque desde el año 2009, la administración política del país se juega el futuro de la reelección presidencial a partir de un gran debate sobre los cambios estructurales (configurados económicos) del sistema de salud. La administración estadounidense busca un camino viable para que todos sus ciudadanos y residentes tengan un seguro médico de calidad, o la garantía de atención al paciente en los servicios de salud. Al parecer, ambos partidos nacionales (demócrata y republicano) están de acuerdo con la necesidad de cambios. Las discusiones, sin embargo, se encuentran en una encrucijada. La propuesta gubernamental no satisface las expectativas de uno y otro lado. Algunos han llegado a manifestar que "el remedio propuesto es peor que la enfermedad". La discusión ha alcanzado un clímax al encarar el hecho de que el camino económico de los sistemas de salud sólo puede encontrar su mejor expresión en el pluralismo adecuado entre lo público y lo privado. Asunto dado por el hecho de que hasta el momento no se puede afirmar que un sistema sea superior al otro en la valoración de los extremos; y en ambos, hay aciertos y fallas. El debate evidencia que hay una verdad económica para todos los sistemas de salud, y que a pesar de la cacareada competencia entre uno y otro (privado o estatal), la polémica ha terminado por crear un círculo vicioso, y un compás de espera ante peores crisis por venir. Estas últimas anunciadas, por supuesto, en hechos tangibles como el elevado costo de los servicios médicos, la carestía de las instalaciones y sus actualizaciones tecnológicas (a las que se les suman los costes de prueba de laboratorios), y servicios especializados.
Para nadie es un secreto que los llamados sistemas de salud en el mundo en general, no están funcionando eficientemente, y que de alguna manera, todos esperan un cambio inteligente, humano y menos especulativo en cobrar por lo que no se puede ofertar en verdad. Es sabido por todos que las ciencias médicas aun no han encontrado soluciones a muchas de las enfermedades que acompañan al hombre desde la antigüedad. Otro secreto a voces es que las conquistas científicas, en muchas ocasiones, responden más al uso de la higiene de las ciudades y la propia conciencia preventiva social, que al descubrimiento de algún antídoto renovador de la salud. A pesar de los adelantos en la materia de la salud, hoy se puede hablar de un deterioro y crecimiento de enfermedades en muchos aspectos humanos de la vida moderna. Esto no quiere decir en ningún sentido, que se puedan negar los avances tremendos en el conocimiento de la fisiología humana, en los diagnósticos, el sistema de vacunas o la cirugía. Se conocen las consecuencias de algunas enfermedades, pero no sus verdaderas causas y mucho menos la solución. Hemos equivocado el camino de la salud. Pagamos o
hacemos largas colas en los centros de salud para probar que
estamos sanos hasta que nos encuentran algo. Por eso nos llaman "pacientes", siempre esperando algo… el remedio del momento, la enfermedad y la muerte. A partir de ese momento el sistema médico decidirá las probables limitaciones en la calidad de nuestras vidas. La comunidad científica, los economistas y líderes políticos deben encontrar un lenguaje común antes de que sea tarde. La salud es ante todo la capacidad de cada sujeto de usar su educación para sí en relación con su entorno y su meta de ser y estar sano. La cultura de la salud desempeña un papel fundamental en la prevención de enfermedades por medio de la higiene, la vacunación, la cultura alimentaria, y la posibilidad de soñar y ser útiles. Sólo un aprendizaje de la salud de sí mismo permitirá que el sujeto encare su vida hacia la vida y no hacia la angustia de la muerte. Los sistemas de salud y la medicina alopática tienen la mesa servida.
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